 
        Aquí están una vez más. Han bastado dos empates y una derrota para que las aves carroñeras vuelvan a revolotear en torno al mismo objetivo sobre el que lo llevan haciendo estos últimos 8 años. Ha faltado tiempo para que el rebaño de agoreros, cenizos y cuñados de siempre abandonara su cómodo establo y saliera en procesión; como faltará tiempo para que Simeone les mande hacer lo que un rebaño, por su condición natural, tiene que hacer: pastar.
Ciertamente, el partido del Atleti ayer fue plano, de circulación lenta y previsible. Pero no es menos cierto que en la primera media hora de juego Rubén Blanco salvó a su equipo de que se fuera al descanso sin ninguna opción en el marcador. A los 2 minutos salvó un descomunal cabezazo a bocajarro de Felipe. Pocos minutos después, un zambombazo imposible de Lodi (el mejor del partido) a mano cambiada y en el corner siguiente, un remate de João Félix al segundo palo.
Si el Atleti no acabó la primera parte con un 2-0 o un 3-0 a favor, fue por el escaso acierto en el remate y porque el arquero vigués desbarató todo lo que le fue entre sus tres palos.
En la segunda parte, más de lo mismo con ansiedad creciente. Koke volvía a hacer lucirse a Rubén y Lodi continuó siendo un puñal por su banda. Hasta 5 centros con veneno letal al corazón del área no fueron aprovechados por Costa primero ni por el tandem con Morata después. Al final, viendo que la pólvora arriba estaba mojada, el propio Lodi decidió jugársela con un potentísimo remate raso cruzado cuando Morata tenía la posición ganada para dársela en la frontal del área chica.
Conclusión: si el Atleti no ganó ayer, a pesar de hacer un partido espeso, fue por su nulo acierto en el remate, como así lo atestiguan los números. No es normal realizar 20 remates a puerta, tirar 13 córners y marcharte con un 0-0 a casa. Muchos de los que se fueron a su casa renegando de Simeone, seguro que otras veces se han ido tan contentos a casa con 1-0 y la mitad, o menos, de remates a puertas, sin saber que con sus actos le están dando la razón, porque al final, lo que todos queremos es que nuestro equipo gane.
En cuanto a los voceros del pensamiento único y a aquellos que parecen que tienen cuitas personales con el Cholo, que no se preocupen, porque todo lo que están escribiendo hoy, se convertirá en el pasto que les siga engordando mañana.

 
         
        