Parece mentira lo fáciles que resultan las cosas cuando teniendo la contundencia necesaria como para ir ganando 0-2 a los cinco minutos de partido. El Atleti salió de manera diametralmente opuesta a cómo lo hizo hace una semana en Girona. De encarar el partido a la expectativa y a merced de su rival a salir lanzados a la yugular y liquidar el partido por la vía a la velocidad de la luz.
Simeone revolucionó la alineación que se vio en el partido inaugural del campeonato de Liga y sentó a Juanfran, Gabi y Fernando Torres para dar entrada a Vrsaljko, Thomas y Vietto, el cual parece estar en la rampa de salida, según lo que apuntan ciertas informaciones. La ausencia de Griezmann por la consabida sanción tras su tarjeta roja en Montilivi la cubrió Correa, exhortado por el Cholo a dar el paso hacia delante que se le viene reclamando con insistencia y que, por condiciones, está obligado a dar. Y vaya si lo dio. Angelito recogió el guante y cuando aún había gente sentándose en su localidad, se inventó una de esa jugadas que no te pueden enseñar en ninguna escuela. Una de esas jugadas cancheras que solamente se aprende en la calle con los amigos del barrio. En veinte centímetros cuadrados se fue de dos rivales con un regate imposible y con un toque de puntera puso el balón lejos del alcance Chichizola.

No quedó ahí la cosa. Dos minutos después una contra fulgurante fue magistralmente finalizada por Carrasco para casi finiquitar el choque y, de un plumazo, borrar las dudas del primer partido. El resto de la primera parte, los del Cholo dieron un pasito atrás y apenas volvió a crear peligro en la portería rival. Tampoco Oblak se vio agobiado en ningún momento más allá de los intentos inútiles intentos de Jonathan Viera que fue el único que tiró de su equipo.
La segunda aparte arrancó con el mismo guión, aderezado con la entrada de Gabi y Torres por Vietto y Correa, hasta que un fallo de Vrsaljko en la salida de balón provocó un desajuste con Giménez, que se vio obligado a salir de su zona para apagar el fuego, y el centro desde la banda de Momo fue cabeceado a la red por Calleri con la única oposición de Godín para hacer el 1-2. Tercer gol en las mismas circunstancias en dos jornadas… toca trabajarlo. A Simeone no le debió gustar nada la broma. A los pocos minutos sustituyó al croata por Savic y puso a Giménez de lateral estando Juanfran en el banquillo… Detalle importante. A pesar del susto, no llegó la sangre al río. Dos minutos después Koke cogió un balón en la frontal y lo puso donde quiso: en la misma escuadra contraria. Y cuando aún nos estábamos deleitando con el golazo, recogió un rechace tras galopada de Carrasco y de chilena hizo el cuarto.
Ahí no quedó la cosa. Oblak volvió a demostrar que es el mejor portero del mundo volviendo a parar otro penalti (el quinto de los nueve que le han tirado desde que llegó) y lo volvió a hacer como acostumbra: sin darse la menor importancia. Como el que va a comprar el pan.
Aún quedó tiempo para que Thomas culminara su mejor partido desde que es jugador del Atlético de Madrid con un gran gol cuando finalizaba el choque. Anoche todo lo que hizo, lo hizo bien. Se multiplicó en tareas de destrucción y cuando hubo que jugar el balón lo hizo siempre con criterio y ofreciendo una salida clara. Ojalá este año termine de explotar también. Tiene toda la pinta.
Y ahora parón de selecciones y a afrontar en Mestalla el último de los partidos de este absurdo maratón de encuentros fuera de casa gracias a la brillante gestión de los de siempre. Los gestores del año. Que Dios nos guarde a Simeone muchos años…