
Esta noche el Atleti ha recuperado la personalidad perdida en estas últimas semanas. Ha mordido cuando tenía que morder, ha defendido cuando había que defender y ha vuelto a poner en funcionamiento el modo roca. Ni una fisura, ni un desajuste, ni un despiste. Eso sí, lo del acierto en los últimos metros en el remate y el último pase me parece que ya no a tener remedio hasta enero. Lo de sacar el balón bien jugado desde atrás también es otra historia. No obstante, me quedo con la solidaridad, el amor propio y la intensidad defensiva de todos los nuestros (menos uno) ante uno de los mejores equipos del mundo. Ese uno todos sabemos quién es, sigue sin estar y cada vez dudo más que se le espere. Vagando como alma en pena por el césped, desubicado, extraviado, superado, sin piernas y con la luz apagada permanentemente. En un equipo tan poco sobrado de fantasía y lucidez en las cercanías del área rival, su incomparecencia constante partido tras partido es un auténtico drama. Ello se tradujo en su sustitución en el minuto 70 y en una monumental pitada de los asistentes al Metropolitano, como hacía muchísimo tiempo que no se escuchaba en contra de un jugador propio. No voy a juzgar si fue lo correcto o no. Personalmente me parece algo excesivo, pero si hay algo que esta afición no ha perdonado jamás, con sus errores y aciertos, es la falta de compromiso. Revertir ahora esa situación no es imposible, pero sí que va a resultar muy complicado. Este tipo de dinámicas en el fútbol suelen tener difícil solución. Es muy loable la defensa pública que, tanto compañeros como Simeone, están llevando a cabo porque además es lo único que se puede hacer en estos momentos, pero el Cholo no engaña. Esas tres sustituciones, especialmente esta última, y cierta lectura entre líneas en sus comparecencias en rueda de impresa indican que algo pasa. Veremos si aún estamos a tiempo o esto acaba como el rosario de la aurora. El francés tiene las de perder, por supuesto.
A destacar, por otra parte, la vuelta de Koke al equipo. Sin estar fino del todo tras más de un mes lesionado, le da una solidez al bloque, que sin él no existe. Poco a poco volverá a coger ritmo y la transición del balón se verá mejorada también. Falta nos hace.
En cualquier caso, lo que más me gustó, aparte de la madurez de Lucas, que se agranda por momentos, fue ese retorno a la versión más aguerrida del Atleti, esa que llaman de los violentos y que hoy muchos van a desempolvar para justificar carencias propias. Ya saben, el Madrid fue mejor, el Atleti no juega a nada y lo único que hace es dar patadas. Lo de que fue el Atleti el que tuvo las dos ocasiones más claras del partido lo dejarán para otro día. Lo de que ya no buscan un rival digno para un derbi decente, ya si eso, también…