Entre nuestros mayores existen las historias de lo que paso en 1970 en Copa de Europa frente al Cagliari. Entonces el Atleti remonto en el Calderón la eliminatoria con 3-0 en un partido hecho para guerreros. Esta noche pasada, los más jóvenes, vivimos la remontada que marcará a la actual generación. En el futuro, seremos nosotros los que hablemos a nuestros nietos de cómo vimos a un equipo de jugadores, que hacían la guerra por su cuenta, convertirse en cuatro años y medio en un ejército perfecto, armado para cualquier batalla y sobre cualquier terreno. Y, poco a poco, al 2016 se le va poniendo cara de 2014. Puede que la transformación no llegue a ser completa, pero ya se parece mucho.

El alfa y omega de este EQUIPO (sí, con mayúsculas) es Diego Pablo, el Cholo Simeone. Un entrenador de leyenda, que será eterno en nuestras memorias y que estará en el firmamento de la historia del fútbol. Recoger un grupo que estaba a cuatro puntos del descenso, eliminado en la Copa por un 2ªB, ha conseguido en 3 años estar dos veces en semifinales de la Champions. Histórico, irrepetible, e ingrato. Sí, ingrato. No porque la gente no se lo agradezca infinitamente, no, sino porque nunca será suficiente ni se estará a la altura de la excelencia alcanzada en este tiempo. Rescató a un tal Koke, a punto de irse cedido a Málaga. Reconvirtió frente a la opinión pública en segundo delantero, en goleador, a un joven francés, Griezmann, que solo jugaba de extremo. Consiguió que una defensa, discutida, Juanfran, Filipe, Godín, se convirtieran en el muro más duro de Europa. Milagros impensables, de un mérito terrible de los jugadores pero sobre todo de su padre futbolístico y espiritual.

El rival, digno, ya se había encomendado (velas incluidas) a su tridente. No contaban con que los de rojo y blanco siempre creen más, y más fuerte. No en vano su promesa «nunca dejes de creer» la cumplen como dogma de primero de Cholismo. Sin haber acertado con el fichaje del delantero en verano, ha terminado la eliminatoria con Correa, Thomas y Lucas sobre el campo, ver para creer. En el Atleti no hay jugadores, solo existe la unidad de combate. Ni expulsiones, ni codazos han hecho mella en su blindaje. Se impuso, no jugando a la pelota, sino con fútbol.
Al principio de temporada nos preguntábamos si este equipo era más completo y mejor que el de 2014 y decíamos que ya veríamos al final de temporada. Poco a poco, el Atleti va alcanzado los objetivos que aquél año parecían imposibles. El 2016 puede ser el nuevo 2014. Para que llegue ese momento, como el Cholo, como el equipo, como el resto de la afición, no dejare de creer. Y, aunque no llegue, seguiré diciendo: GRACIAS.
