Ganar la Liga es la gloriosa aventura en la que está embarcado el Atlético de Madrid. Ya ha asegurado matemáticamente la tercera plaza pero quiere más. Decía Luis Aragonés que en los últimos 10 partidos de la Liga es donde se pierde y ganan los objetivos. En ello está este equipo, brutalmente legendario. Equiparándose en esfuerzo y superando en trabajo a sus rivales con más presupuesto. El equipo es colíder, pero el gol average lo deja segundo. Solo vale ganar y seguir esperando otro pinchazo del Barcelona.

Hoy frente al Granada hizo lo que debía, convertir su Día del Niño en lo que debía, una fiesta. A una cita tan bonita no podía faltar D. Fernando José Torres Sanz, que sigue con su idilio con el gol. El Niño recibió un balón en profundidad de Koke y metió su gol, el que meterá una y mil veces, picando en el último momento para salvar la salida del portero. Podrán correr mil jugadores a ese balón, siempre llega Torres. Podrán intentarlo mil porteros, siempre acabará en gol. Pero si el gol parece un automatismo, el pase no es casualidad. Otra vez fue Koke el que deslizo un pase enorme para dejar solo al fuenlabreño. El centrocampista está a un nivel espectacular y está siendo decisivo en este tramo final de temporada. Hoy no solo sumó su decimotercera asistencia en Liga (es el máximo asistente de la competición) también abrió la lata ante un rival que pudo haber aprovechado el correr de los minutos para encerrarse.
Volvió a funcionar el plan B. Salió Augusto y el Atleti empezó a imponerse en el centro del campo con mucha autoridad. Correa salió y terminó culminando su partido con un gran gol. Y Oliver Torres volvió a jugar y volvió a dejar destellos de su calidad. Todos sabemos que a Oliver hay que exigirle más, y en momentos más importantes. Está en su mano que lleguen esos momentos, el Cholo lo dice siempre el trabajo paga. Los cambios permitieron dar descanso a los hombres de arriba más castigados en minutos de cara a que estén más frescos para el importante partido de Bilbao: Griezmann, Carrasco, y Koke.

En defensa sigue confirmándose una realidad. Nada de joven promesa, un señor futbolista: Lucas Hernández. Le tocó jugar en el lateral izquierdo supliendo la baja de Filipe. No era una tarea fácil y, aún así, el francés consiguió que lo pareciera. Hizo un grandísimo partido, otro más, no se arruga, se agiganta frente todo aquel que quiera empequeñecerle. Su presente es brillante, su futuro será dorado.
La única nota negativa fueron los momentos de relajación que se vieron en el equipo en el último tramo de la primera parte. Saúl lo reconoció ante la prensa, y contó cómo el Cholo les puso la pilas en el descanso. Este equipo no puede permitirse esta licencias, cada punto debe sudarse más que los rivales que pugnan también por el campeonato. Ganar fácil no existe en el diccionario cholista. Sufrir y trabajar, correr como pequeños para ganar como grandes. No debe perderse de vista. Queda lo más importante por delante.