
Al salir del Metro en Coslada después del partido, bajaba un grupo de chavales, bolsas de botellón en mano, y antes de llegar a mi altura uno de ellos gritó «Cholo, cagón»… sí, Cholo cagón… Es disculpable, si tenemos en cuenta que apenas llegarían a la veintena y que no han vivido otras cosas que desgraciadamente otros hemos tenido que presenciar. Digo desgraciadamente, o no… Porque muchos los que hemos vivido esa época en la que el Club Atlético de Madrid era una caricatura de sí mismo, arrastrando el nombre y la historia de la institución que representaba por todos los campos de España, aún nos maravillamos cuando el equipo de aquellos que buscaban «rival digno para derbi decente» plantea el partido en función de ese rival otrora indigno y que ahora se encuentra en el mismo escalón. Es hasta normal, que esos veinteañeros de hoy griten «Cholo, cagón» por la calle. Lo que no es normal es que parte de aquellos que vivieron aquella realidad pasada de la que hablo también lo griten, especialmente ante los micrófonos que ciertos telepredicadores colocan a la salida del estadio, con el único fin de desprestigiar a aquel que ha conseguido que el Club Atlético de Madrid se codee de poder a poder con buques transatlánticos que antes apenas únicamente podíamos atisbar con telescopio.
Es cierto que no entendí el cambio de Vitolo por Correa. Ni el de Lodi por Lemar. Ni que João Félix dejara su lugar a Marcos Llorente. Pero también es cierto que después supimos que Vitolo acabó la primera parte lesionado y que únicamente un colosal Thomas Partey era capaz de sujetar, él solito, todo el medio campo ante un Real Madrid que con el paso de los minutos estaba arrinconando cada vez más a los locales y que ni Koke ni Saúl estaban teniendo uno de sus mejores días. Especialmente importante fue la entrada de Llorente para romper esa dinámica dominante de los visitantes y hacer que el juego se volcara más en campo madridista durante los últimos 15 minutos de juego. No es culpa de Simeone que ayer no hubiera recambio para un Costa que, a pesar del partido en Mallorca, anoche volvió a ser intrascendente y apenas ayudó al equipo a estirarse con su juego de espaldas y su potencia arriba. Llámenme loco, pero creo que Simeone sabe más que todos nosotros juntos y que enfrente no tenía al Yeclano, sino al Real Madrid, que parece que algunos lo olvidan.
Y para terminar, espero que después de lo que se vio entre Sergio Ramos y el linier, nadie me cuente más milongas ni cuentos chinos cuando a uno de los nuestros le echan 8 partidos por supuestamente decir lo mismo, aunque en el acta viniera reflejado de otra manera… Piénsenlo bien antes de cargar las tintas contra los nuestros, para satisfacción de los que no quieren ver al Atleti en el escalón en el que se encuentra ahora. Con que haya solamente una persona que recapacite sobre ello tras leer estas líneas, me habré dado por satisfecho.