Hace solamente unos días, desde estas líneas se advertía de la posibilidad de que muchos de los que vieron la sucesión del enésimo cataclismo universal de la era cholista. Después de lo visto en Mallorca, sería muy ventajista decir aquello de «ya lo advertí», así que no voy a hacerlo…
Lo que sí voy a decir es que la primera parte del Atleti en Son Moix fue para enmarcar. Desde que echó a rodar el balón los rojiblancos fueron directamente a la yugular de su rival y lo hicieron al modo rodillo. Volcaron el campo y el balón circuló a una velocidad y precisión que hacía mucho que no se veía. Por fin, João Félix buscó ser protagonista y tener plena participación en todo el juego ofensivo del equipo. Por fin, el medio campo mordió en la presión tras pérdida sin perded claridad en la creación, y por fin Koke, Saúl y Diego Costa fueron Koke, Saúl y Diego Costa. El de Lagarto recogió el guante que le lanzó Simeone en la rueda de prensa de la víspera y entre los tres se echaron el equipo a la espalda, como los nuevos líderes naturales de la plantilla que son. El Atleti era un constante vendaval sobre la portería de Manolo Reina, y solamente las constantes imprecisiones y la precipitación a la hora de rematar privaron a los colchoneros de adelantarse antes de que Costa rematara formidablemente un fantástico centro de Koke. Hasta ese momento y después de ese momento, los visitantes pudieron engordar el electrónico si Vitolo, Arias o João hubieran tenido una fracción de segundo más de pausa a la hora de finalizar. Por el camino, también hubo un no penalti por mano en el área mallorquinista que el VAR determinó que debía quedarse en no penalti por mano previa del propio João Félix en el control.
En la segunda parte, el equipo levantó el pie del acelerador sin perder el dominio y el control del choque. En ello, llegó el segundo gol, anotado por o menino, de una forma totalmente carambolesca, demostrando el componente de azar que existe en el fútbol de cara a la portería. Todo lo que se remató con claridad hace unos días ante el Celta no valió para anotar, mientras que un tiro sin aparente peligro que rebota en el rival y en el poste antes de entrar servía para sentenciar un partido en el que el Atleti asfixió completamente a su rival.
Solo quedaba que en lo que restaba de tiempo no hubiera ninguna lesión de cara al derbi del sábado… y lesiones no hubo, pero Morata perdió la cabeza y decidió que tenía que entrar a las provocaciones de Salva Sevilla. Eso, la proximidad del rival blanco en el horizonte y el revanchismo del colectivo arbitral desde las collejas de Alberola Rojas la temporada pasada en Eibar fueron el cóctel perfecto para provocar su expulsión y que no pueda comparecer el sábado. Espero que este error sea suficiente para hacerle entender que las prebendas que puedes disfrutar siendo jugador del Real Madrid o de la Juventus aquí no existen. El escarmiento es severo, desde luego.
Al final, 3 puntos que sirven para seguir enganchados ahí arriba y para que cese la berrea ibérica de aquí al sábado. Veremos si después del sábado no solo dejan de berrear, sino que directamente se esconden a hibernar.
