
Los que de corazón se quieren sólo con el corazón se hablan, esto escribía Quevedo y explica la relación del Calderón con su equipo. El estadio, en un precioso tifo, le pidió alegría y los soldados estajanovistas del Cholo les conectaron una manguera con el nirvana. Imposible de entender para aquellos que no sienten las rayas canallas. La razón no sirve para entender las cosas del corazón. En el Manzanares se ha establecido una dictadura, la del corazón. Una granada de mano para hacer volar sus sueños a lo más alto y destruir los anhelos de conquista de los visitantes. Un año sin encajar un gol, un año sin derrotas (en Champions).
El partido fue la tercera parte de la semifinal de la pasada edición. Mismo guión, mismo resultado para los bávaros. Desesperación, frustración, y fragilidad en defensa. El partido terminó 1-0 como bien pudo haber acabado dos o tres a cero. Dos palos y un penalti errado dan fe de ello. Que el Atleti avasalló al Bayern en cada centímetro de campo queda patente en la estadística de distancia recorrida: el Atleti corrió 116 Km, ocho más que los alemanes. Cada balón era la vida, con la garganta de los aficionados bombeando sangre a las piernas de sus jugadores, los rojiblancos no cedieron ni una oportunidad clara de gol a los alemanes. Tiros lejanos y remates blandos, Oblak ni se inmutaba cada vez que cogía el balón, como si se lo dieran para lanzar al equipo cual quaterback. Savic y Godín más que de guardaespaldas hicieron de acosadores. Se agigantaron hasta ensombrecer a Lewandowski y Muller. El polaco y el alemán no llegaron a ver la luz de los focos, sus abogados estudian denunciar por bullying a la defensa rojiblanca.
Juanfran y Filipe actuaron como verdaderas alas del equipo. Le ayudaron a volar, en defensa y en ataque. El de Crevillente lleva dos partidos en los que ha frenado a Neymar y Ribery recordando que es el mejor lateral derecho de España. El brasileño lleva, en cambio, desde que comenzó la temporada en modo mejor lateral izquierdo del mundo, lo demuestra en cada intervención.
En el centro del campo el cerebro lo puso el «sobrevalorado», el «incapaz» de jugar por el centro, al que le «cuesta» empezar las temporadas, ese pequeño «protegido» por Simeone, don Jorge Resurrención, Koke. El canterano ofreció un recital de control del partido; bien colocado en cada acción, cambios de banda, buenas ayudas en defensa, dando pausa al juego antes de acelerar en zona de 3/4. Junto a él, Gabi ofició de pulmón y de capitán. Inconmensurable en cada acción. Los dos fueron fundamentales para que el partido discurriese por la senda que el Calderón había dictado, alegría para su corazón.
La dictadura del Atleti se consumó con el gol. Donde aparecieron todas sus virtudes, anticipación en el robo, lucha del balón dividido, transición rápida, y remate letal. Carrasco culminó con un zurdazo una jugada made in Cholo. Una jugada que ni los rapsodas del tiki-taka podrán negar que es de un enorme mérito. El Bayern recibió el gol como un knock out, lo intentó, es cierto, pero los que llevaban el oso y el madroño en el pecho no le dejaron. Un equipo que es todo un coloso convertido en un juguete roto. ¿Demérito del Bayern? No, mérito del Atleti.
Tres puntos que afianzan al equipo en lo alto de la clasificación del grupo, y que sin duda son un paso adelante en la clasificación a octavos. Aún con la ilusión disparada, hay que guardar cautela, es sólo un partido, sólo tres puntos, esto acaba de comenzar y queda mucha competición. España y Europa saben que el Calderón impone una ley: la dictadura del corazón. Quien quiera marcar aquí deberá sudar sangre, quien quiera ganar deberá entregar su vida. Tal y como lo hace el equipo, tal y como lo hace su afición.