Una potencia descontrolada. Un desorden perfectamente ordenado. El relevo natural del 14. Diego Pablo Simeone, ha decidido, parece, que ese será el rol que asumirá Thomas Teye Partey cuando el capitán abandone el barco.
En la pasada madrugada, tres soldados rojiblancos resaltaron por encima de los demás. Benditas casualidades. Los tres mediocentros. El Capitán, Gabriel Fernández Arenas, el Emperador, Augusto Matías, también Fernández, y ese chico ghanés sobre el que recaerá el 5 que llevaba el director de la orquesta colchonera, y no, este no comparte apellido.

Thomas Partey es el trombón entre violines en clave Simeone. En un once donde prima el orden táctico, el saber cuidar el sitio, irrumpió hace ya con esta, tres temporadas, con el dorsal 22 a la espalda, un jugador, un novato. Alguien que no terminaba de entender esto, dando en sus primeros compases como miembro del primer equipo una imagen de querer intentar hacerlo todo, sin conseguir nada. Y apareció el de siempre. Apareció Simeone. Y le dio a ese inexperto “Tomás”, como dice el míster, una salida. Una salida en forma de cambio de posición. Thomas acostumbraba a ser pivote defensivo en el Almería, y llegó al Atlético de Madrid con esa idea en la cabeza. Pero un día, un 2 de enero de 2016, nuestro muchacho entra al campo con un 0-0 ante el Levante, en el eterno Vicente Calderón. Yendo a la desesperada, Simeone fija a Gabi en la medular y empuja al resto del centro del campo a presionar arriba, a moverse con cierta libertad por el campo contrario buscando un robo o una transición rápida. Y explotó. Ese día asistimos al primer “MVP” de Thomas Partey como jugador del Atlético de Madrid.
Dicen que a veces hay que dar un paso atrás para pegar dos hacia delante. Quizá estemos ante uno de esos casos. En la 15/16, Thomas acabó jugando más tirado hacia la derecha, como si de un nuevo Raúl García se tratase. Ofreciéndose menos, pero apareciendo más. El ghanés firmaría otros dos goles esa temporada, pese a los pocos minutos que le dejaron disputar, 852 en concreto. A gol cada tres partidos enteros prácticamente, nada menos.
Pero al año siguiente, esto cambió. No disputó ningún partido más como interior derecho. La decisión de Simeone empezaba a tomar forma. Thomas Partey empezaría a rehacerse como mediocentro en el doble pivote del Atlético de Madrid. O no. Tras su muy buena Copa África, llegó a disputar dos partidos completos, en Riazor y ante Osasuna en casa, y tramos de mayor peso ante Málaga, Granada y Espanyol, superando los 45 minutos en el campo durante todos ellos. Una escoba. Un pulpo que además se sumaba al ataque con sus compañeros si tenía el día. Ese jugador que perdía cuarenta balones por partido y recuperaba cuarenta y uno. No fueron encuentros brillantes, pero la constancia de este Atleti es un factor clave. Hasta que llegó la catástrofe. Los rojiblancos sufrieron una plaga de lesiones en el lateral derecho. Vrsaljko y Juanfran estaban K.O, y para colmo, Giménez, quien estaba actuando en esa posición, también cayó derrotado. Ante la cantidad de bajas, Thomas fue el jugador que asumió el cargo en el tramo final de temporada. Para el recuerdo, aquella internada en el área grancanaria para sellar su único tanto liguero ese año, haciendo valía de su potencia y fuerza explosiva.
Hasta ahora, la figura del “5” de Simeone en clave Atlético de Madrid solo se entiende desde la jerarquía en el campo, el sacrificio dentro de éste, o ambas. Gabi es, seguramente, el mejor recuperador en campo contrario de la última década en el fútbol europeo. Tiago, la batuta del mejor Atleti de la historia, el hombre al que Miranda y Godín miraban siempre primero para entregar el esférico si los laterales estaban marcados. Saúl, también apuntando al doble pivote desde final de temporada, es una realidad de apenas 22 años que ya es líder dentro y fuera del campo. Ahora bien, ¿qué es Thomas? ¿Está el ghanés para romper esta filosofía y convertirse en un pilar con sus cualidades actuales? ¿Y, debe cambiarlas por otras más “cholistas”, o explotar éstas al máximo?
Tiago ya forma parte del cuerpo técnico del club, a Gabi le quedan, a lo sumo, otras dos primaveras repartiendo conciertos desde la complicada sencillez, y Augusto, si bien tiene más carrera por delante, recordemos que también sobrepasa la treintena. En las manos de Thomas, de su llegada desde segunda línea, de sus carencias tácticas a corregir y de su perfecto desorden en el campo basado en su resistencia, está que el Cholo se decante por fichar un mediocentro nuevo en los próximos veranos, o que, por otro lado, vea que la farmacia está en casa, y más en concreto, en la cantera. Este es el futuro al que se enfrenta “Ciudadano Thomas, la escoba de Simeone”.