Bajo el Madroño: «Un ataque de dignidad»

OPINIÓN. Parecía imposible, pero la segunda parte de La Decisión se ha convertido en un despropósito superior al del año pasado. Cuando ya nadie mencionaba el nombre de Antoine Griezmann en Majadahonda, al Atlético de Madrid le entró un ataque de dignidad. Una rueda de prensa del presidente del Barcelona confirmando los primeros contactos con Miguel Ángel Gil Marín bastaron para que el consejero delegado arremetiera en nombre del Atlético contra el club culé y el jugador francés. En dicho comunicado, el Atleti se negaba a negociar el pago a plazos de la cláusula, así como criticaba vehementemente la actitud del Barça y del hasta ahora ‘7’ colchonero. Además, citaba al futbolista este domingo para reincorporarse a los entrenamientos en el ‘stage’ de Los Ángeles de San Rafael.

Resulta verdaderamente complejo recordar un verano en el que la dirigencia rojiblanca actuara con tanta contundencia y decencia. Todo sea dicho: al César lo que es del César. Pero tampoco pierdan la perspectiva. No crean por un momento que esta postura inflexible del Atlético de Madrid tiene como propósito defender los intereses de la institución y del aficionado. No pretendan buscar tanta honorabilidad en quien participó de la apropiación indebida del club y en quien es cómplice necesario de este esperpéntico culebrón.

«Resulta complejo recordar un verano en el que la dirigencia rojiblanca actuara con tanta contundencia y decencia. Pero no crean por un momento que esta postura tiene como propósito defender los intereses del club y del aficionado»

Gil Marín no puede abusar de palmaditas en el pecho. Él fue quien consintió la bajada de cláusula de Griezmann de 200 a 120 millones a cambio de un documental ridículo y una renovación millonaria. Él ha sido tan partícipe del bochorno como el resto de actores. El problema es que sus compañeros de reparto no se quedan atrás. Mejor dicho, lo superan con creces. La directiva del Fútbol Club Barcelona ha vuelto a demostrar, una vez más, que su capacidad negociadora es la más lamentable que ha conocido el planeta fútbol en este último lustro.

Tras el ridículo del año pasado, Bartomeu y sus hombres volvieron a la carga cometiendo los mismos errores que en 2018. Negociaron con Griezmann a espaldas del Atlético de Madrid, firmaron un precontrato en el tramo decisivo del curso y, para colmo, se permiten el lujo de pedirle al club colchonero el pago de la cláusula a plazos. Demasiado incluso para un tipo cuya dignidad se cuenta por el tamaño de su billetera. Al fin y al cabo, Miguel Ángel es hijo de capo. Y con el clan no se juega.

Sin embargo, nadie merece el Oscar más que el decepcionado Antoine. Al crack galo no se le puede negar que posee el talento innato de jugar al fútbol y de hacer todas las cosas mal fuera del césped. Cuesta adivinar cuál de sus dos capacidades es más meritoria. El caso es que a Griezmann le ha dado por enrabietarse tras el comunicado del Atleti. Después de chantajear al club para cobrar un sueldo desproporcionado, de negociar un precontrato con el Barcelona en la previa de la eliminatoria contra la Juventus, de desaparecer en el desastre de Turín y de anunciar su salida con un escueto vídeo tras el último partido liguero en el Metropolitano, el ‘Principito’ no entiende tanta hostilidad contra él. Pobre.

«A Griezmann no se le puede negar que posee el talento innato de jugar al fútbol y de hacer todas las cosas mal fuera del césped. Cuesta adivinar cuál de sus dos capacidades es más meritoria»

Tanto estrés emocional ha servido de justificación a Griezmann para no acudir a la llamada del Atlético de Madrid. Se trata de una decisión comprensible teniendo en cuenta que los silbidos contra él en el último partido liguero en 2018 quedarían en anécdota comparado con el ambiente que encontraría en Los Ángeles de San Rafael. Si por aquel suceso derramó abundantes lágrimas, imagínense lo que podría ocurrir con su hipotética presencia en esos entrenamientos. Desde entonces, Griezmann ha tratado de evitar ese desprecio midiendo cada una de sus acciones. Por eso anunció su adiós después del último partido en casa. Por eso no volverá a entrenar con el Atlético de Madrid. La cobardía siempre fue otra de sus grandes cualidades.

Todos los caminos apuntan a Barcelona. Esa es la única opción que manejan Griezmann y el Atlético de Madrid. Salvo sorpresa, todo debería resolverse en la próxima semana. Pero hasta entonces, el club rojiblanco tiene la sartén por el mango. Nadie contempla la posibilidad de que Antoine no vista de azulgrana la próxima campaña. La pregunta es cómo resolverá el Barça semejante embrollo ante su falta de liquidez inmediata. Pagar 120 ‘kilos’ a tocateja no parece tarea fácil para un club que ha acometido importantes operaciones sin grandes ventas. La necesidad de resolver todo cuanto antes y la amenaza de una posible denuncia otorgan una ventaja notable al Atlético, que podría incluir a Semedo en la operación para desatascar un culebrón sin fin. Cuanto antes, mejor. El hincha rojiblanco ya ha soportado suficientes humillaciones. Ni una más, Antoine.