Desde Atletico Sport afrontamos la semana de derbi de la mejor manera posible. Trataremos de recordar los encuentros más destacados en las memorias colchoneras y amenizar seis días de nervios a flor de piel. Hoy es el turno de ese partido que los más veteranos recuerdan con gran fervor. Ese en que nuestro Atlético de Madrid recibía, en el amado estadio del Manzanares, al Real Madrid en la temporada 1969-1970.

En él, el equipo dirigido en aquel entonces por Marcel Domingo salía al terreno de juego con Roberto Rodríguez ‘Rodri’ bajo palos; Jesús Martínez Jayo, Francisco Delgado Melo, Iselin Santos Ovejero, Isacio Calleja García en defensa; en el medio del campo y delantera se concentraron una gran cantidad de jugadores ofensivos Adelardo Rodríguez Sánchez estuvo en la medular junto a Jose Luis Aragonés Suárez Martínez aunque este último, como sabemos, tenía un perfil mucho más ofensivo; Alberto Fernández Fernández que, junto a José Armando Ufarte Ventoso, daba profundidad desde el interior y José Eulogio Gárate Ormaechea e Ignacio Manuel Salcedo Sánchez de la Blanca se colocaron en la parte más adelantada del campo dibujando prácticamente un 4-2-4. En esa temporada 1969/70, como ya hemos comentado, Marcel Domingo, el nuevo entrenador rojiblanco, de entrada mantuvo a Adelardo de interior izquierda y a Irureta en el centro del campo, no obstante en dicho encuentro frente al eterno rival, este último no entró en juego hasta el minuto 65 y Adelardo jugó en la medular. El fichaje de Alberto, que venía de hacer una grandísima temporada en segunda con el Real Valladolid, era el que orientaba la disposición de un 4-3-3 más que la del 4-2-4. También hay que decir, para ser justos, que Salcedo, un punto más ofensivo que sus compañeros, rotó varias veces en el puesto de ‘9’ con Alberto. Ante el Madrid, el Atlético se iba a posicionar como claro candidato al título liguero.
El encuentro comenzó en el Manzanares con un lleno hasta la bandera. Este partido correspondía a la jornada 25 del campeonato y el Atleti empezaba presionando muy arriba pero sin ocasiones claras a la vista excepto un disparo que atrapa en dos tiempos Jose Luis (portero madridista). El equipo visitante por su parte intentaba profundizar algo más en campo rival pero la buena colocación de los nuestros hacía imposible que las acometidas merengues llegasen a buen puerto. Corría el minuto doce cuando Aragonés, tras varios rechaces en el área pequeña de Jose Luis, consigue anotar el primero. Ya en la segunda parte el Atleti cortaba con facilidad los avances visitantes. Se encontraban muy cómodos en el campo. Al cuarto de hora de esa segunda parte una falta en el borde del lateral izquierdo del área se iba a convertir, tras un centro templado, en el segundo gol también de Luis Aragonés. Jose Luis hacía una muy mala salida quedándose a mitad de camino y Luis aprovechaba esta situación para cabecear de media vaselina. El Atlético de Madrid jugaba con mayor tranquilidad y el Madrid no podía provocar peligro alguno. Gracias a ello, Gárate anotó el definitivo 3-0 en el minuto 76. El argentino se libraba del último defensa el cual veía como llegaba el tercer tanto tras un golpeo sublime con la pierna izquierda que superaba la salida del guardameta del Real Madrid.
Bajo las órdenes de Marcel Domingo el Atlético afrontó la temporada 1969/70 básicamente con la misma plantilla del año anterior. La delantera titular se quedaba un tanto desequilibrada porque la baja del veterano Enrique Collar no se había cubierto propiamente con ningún nombre destacado. El Atlético abordaba una competición en la que Real Madrid y FC Barcelona, los que más habían invertido en fichajes, partían como firmes candidatos al título. Los blancos para retener el trofeo y los azulgrana para, de una vez, romper con una sequía liguera que ya duraba diez años. Por detrás, la UD Las Palmas de Luis Molowny era la gran sorpresa. Esto era lo que se preveía pero la campaña realmente fue un tremendo duelo entre los dos Atléticos, el de la capital y el de Bilbao. Ambos ofrecían un juego de desplazamientos rápidos del balón y con un centro del campo potente. La diferencia principal entre ambos sería la delantera. Los madrileños disponían de mayor calidad y definición.

Así pues, Adelardo partió en la campaña como interior izquierda mientras que Irureta jugaba más retrasado en la línea medular. La banda izquierda era la zona más descompensada y por ello se colocaba Adelardo, sin embargo, Juan Antonio y Salcedo podían colocarse en aquella zona. La derecha estaba asegurada ya que si no era el extremo Ufarte, eran o Luis o Gárate los que tomaban esa demarcación. Empezando por el argentino, cabe decir que ocupaba el puesto de delantero centro. Su gran calidad técnica le permitía mucho más que quedarse en punta esperando su oportunidad. Destacaba por su certero remate tanto de cabeza como con el pie, un hábil regate y además era rápido y tenía una gran visión de la jugada por lo que el abanico de posibilidades que se abría en sus botas era muy amplio. Siempre seguido de cerca por su correspondiente central, Gárate tenía tendencia a escorarse a la izquierda (zona algo hostil como antes comentamos). De esta manera arrastraba a su marcador, haciéndole coincidir allí con el lateral derecho, que quedaba un poco bloqueado. Con ello, abría un gran espacio en el centro. Este movimiento hacia la izquierda de Gárate beneficiaba a Alberto, que demostrando unas grandes condiciones físicas, trabajaba muy fuerte en el centro del campo. Luis Aragonés, el añorado «Sabio de Hortaleza», era el elemento más desestabilizador del ataque rojiblanco. Desde su puesto de interior, aprovechaba constantemente los espacios abiertos por Gárate. Era un gran rematador de cabeza por su altura y, por otro lado, su llegada al área rival se apoyaba de su gran golpeo. Esta última característica le convertía en un extraordinario lanzador de faltas. Muestra de ello en la primera final de la Copa de Europa ante el Bayern. Con el tiempo, por motivo de una enfermedad en los cartílagos de las articulaciones conocida por el público con el nombre de artrosis, Luis fue perdiendo recorrido, pero ganó en maestría. La banda derecha era de Ufarte. Uno de los mayores asistentes del club. Su regate limpio encarando al lateral rival, le permitía elegir el lado y profundizar más la jugada o colgar la pelota donde Luis y Gárate, cualquiera de los dos, estaban preparando para anticiparse a los defensores.
Nuestro equipo al final del Campeonato de Liga se proclamó campeón y Luis y Gárate fueron los máximos goleadores. Este hecho fue histórico ya que dos jugadores del mismo equipo siendo galardonados como los máximos anotadores no se había visto nunca.
Aquí el gol de Gárate ante el Real Madrid: