
FOTO: AtléticoDeMadrid
Si usted es un amante de la literatura, podría pensar que la temporada de Antoine Griezmann constituye una nueva novela de la saga del Doctor Jekyll y el Señor Hyde. Desde que insinuó su posible salida en el pasado mercado estival, el futbolista de Macon ha vivido permanentemente en el ojo del huracán. La polémica instaurada en torno a su figura ha generado una nueva versión del francés, muy lejana a la de ese jugador decisivo que, con su regularidad y sus goles, se convirtió en un crack mundial. Durante esta campaña, el galo parece haber dado paso a su cara más negativa, con altibajos en su juego y una actitud cuestionable.

Todo ello ha repercutido en su aportación ofensiva al Atlético. De hecho, Griezmann solo ha anotado 11 goles a estas alturas de campaña. Números que reflejan la peor temporada goleadora del francés como rojiblanco hasta la fecha. Ni siquiera en su primer año, cuando no se hizo con la titularidad hasta diciembre, logró tan malas cifras (13 tantos). Más lejos quedan sus registros anotadores en las dos últimas temporadas (19 goles en la 15/16 y 15 en la 16/17). Unos datos que, no obstante, no le impiden seguir siendo el máximo realizador del Atlético en esta temporada por delante de Ángel Correa y Kevin Gameiro (con 6 dianas cada uno). Especialmente simbólicas son sus estadísticas en el Metropolitano, pues a sus seis tantos hay que atribuirle, además, la autoría del primer gol en el nuevo estadio tanto en la Liga como en la Champions.
Pese a ello, muchos aficionados atléticos consideran que Griezmann ha bajado notablemente sus prestaciones. Gran parte de la hinchada le reprocha una preocupante falta de actitud influida por el interés del Barcelona en su fichaje. Los cantos de sirena procedentes de la Ciudad Condal parecen haber seducido a Antoine. De ahí que la inmensa mayoría de los diarios deportivos de España den por hecha su incorporación al conjunto culé la próxima temporada. Tales son las evidencias del interés azulgrana, que hasta el propio Guillermo Amor, director de relaciones institucionales del club, llegó a sugerir contactos con la familia del jugador, lo que derivó en una queja formal del Atlético ante la FIFA. La constante rumorología y las continuas salidas de tono del galo fuera de nuestras fronteras han cansado a la parroquia colchonera, harta de que una de sus estrellas menosprecie a su propio club.
Con su cabeza cada vez más lejos de Madrid, la afición no perdona ni una a Antoine. Más aún cuando el ‘7’ rojiblanco es el futbolista mejor pagado de la plantilla tras su renovación en verano, por la cual pasó a cobrar 14 millones de euros anuales. La inapropiada reacción del francés contra la grada en el partido frente al Valencia fue la gota que colmó el vaso. Después de que un sector de la afición le reprochara tocar atrás y no haber continuado un contragolpe, Griezmann mandó callar al público seguido de algunos aspavientos. Demasiado para una hinchada cansada de sus delirios de grandeza. Aunque una parte de la afición rojiblanca manifestó su apoyo al jugador por las redes sociales, una gran mayoría descargaba su ira contra él. Muchos destacaban que no era la primera vez que el de Macon actuaba de esta forma, pues en el partido de Champions contra el Qarabağ ya se encaró con alguna persona del público en defensa de Kevin Gameiro.
Mientras tanto, el vestuario cierra filas en torno a Griezmann. Simeone, que ya declaró que lo defendería a muerte mientras formara parte de su familia, quitó hierro al asunto y elogió la decisión tomada por el galo en el campo. Lo mismo hizo Saúl, evidenciando que todos están a una en el plantel colchonero. Sin embargo, ni las palabras del técnico argentino han conseguido calmar la tensión de una afición más que crispada con su futbolista. Y eso que, desde la incorporación de Diego Costa, Antoine parece haber dado un salto de calidad en su rendimiento. Algo insuficiente para unos hinchas que parecen estar más lejos que nunca de reconciliarse con él. La pitada en el derbi de noviembre fue solo el preludio de lo que se puede avecinar. El tiempo dirá si afición y jugador curan sus heridas o certifican su ruptura para siempre.
Sea como fuere, la realidad es que Antoine Griezmann ha dejado de ser ese futbolista que conquistó el corazón del Calderón con su carisma y sus goles. Sus guiños al Manchester United, su deseo manifiesto de jugar junto a Neymar y Mbappé, el no descartar al Real Madrid, las filtraciones de sus negociaciones con el Barcelona y su irregularidad sobre el campo han convertido al ‘7’ del Atlético en el blanco fácil de la afición colchonera. De su nivel en el terreno de juego de aquí hasta mayo dependerá que Griezmann pueda recuperar el cariño de una hinchada que ha dejado de verlo como uno de los suyos. Capaz de lo mejor y de lo peor, la parroquia del Metropolitano espera ver de nuevo la mejor versión de Antoine, pues su calidad está fuera de toda duda. Por sus botas pasa el camino hacia Lyon y hacia su redención. La de Antoine, la de un tipo peculiar.
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