16 abril, 2024

Es ya una costumbre, desde la llegada de Diego Pablo Simeone al banquillo del Atlético de Madrid, que el conjunto de la ribera del Manzanares luche por llegar a la final de la UEFA Champions League. Desde la llegada del técnico argentino, el Atleti, ha conseguido llegar a dos finales de la competición, en las tres campañas que la disputó. En el otro curso consiguió llevar a ‘El Glorioso’ a los cuartos de final, donde cayeron, sin poder repetir la hazaña del año anterior. Este año, el cuarto consecutivo en disputar la Champions, estamos a punto de hacer historia. Un partido, frente al Leicester City de Craig Shakespeare, nos separa de las semifinales.

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Foto: www.clubatleticodemadrid.com

Podría decirse que es una obsesión, pero es mejor pensar que es por ilusión. Esa ilusión de ganar otra vez los cuartos de final, esa ilusión de llegar a otra semifinal, esa ilusión de volver a ganar dicha eliminatoria, esa ilusión de plantarnos en una final europea sin que nadie diese un duro por nosotros, esa ilusión de teñir las calles de Europa del color de nuestra camiseta, esa ilusión de entrar en el campo con los nuestros y animar hasta el final, esa ilusión de conseguir alzar el trofeo al cielo del continente de las manos de nuestro capitán. Esa maldita obsesión por ganar la Champions. Llámenlo ilusión, llámenlo obsesión, llámenlo de la manera que más les guste, pero en definitiva llámenlo.

Necesitamos creer. Creer en que este equipo puede conseguir ese título. Lo han demostrado durante ya un lustro y, en cabeza, Diego Pablo ‘El Cholo’ Simeone que ‘nunca deja de creer’, ¿por qué lo íbamos a hacer nosotros? Ya van tres finales en las que el Atlético de Madrid no ha conseguido imponerse al rival. Una de ellas, el gran y eterno Luis Aragonés fue el protagonista de la final, y ni si quiera con su golazo de falta al todo poderoso Bayern de Münich en 1974 fue suficiente. Las otras dos ante el eterno rival en casi dos años seguidos, una a escasos minutos del final con un 1-0 a favor en aquel fatídico córner de Lisboa y otra en la tanda de penaltis en Milán. Pese a los tres varapalos que sufrimos, nunca dejaremos de creer. Sabemos que el fútbol está en deuda con nosotros pero eso no es lo único que hace falta. Es necesario tener ganas, estar obsesionado y tener ilusión.

El Martes 18 de Abril de 2017, el Atlético se enfrenta a su primera final desde hoy. Nos espera el Leicester. Con un 1-0 cosechado en el Vicente Calderón el Atleti parte con cierta ventaja pero no suficiente. El Atlético quiere y debe ganar en el King Power Stadium si quiere esta Champions. Deberemos andar con pies de plomo y, ante todo, «PARTIDO A PARTIDO». Esa frase que representa al ‘Cholismo’ es la que nos debe acompañar día a día si queremos tener una plaza de las dos posibles para Cardiff.

El conjunto dirigido por Shakespeare, tras la segunda derrota consecutiva desde la llegada del técnico inglés frente al Atlético, no levanta cabeza, y es que este fin de semana tras conseguir imponerse al Crystal Palace por 0-2 en los primeros 55 minutos de partido, se dejó remontar hasta el empate final. Es evidente que se han querido reservar para la cita del martes ante los nuestros.

El Atlético por su parte, consiguió una importantísima victoria ante el colista navarro, el Osasuna. El equipo de Diego Pablo Simeone se impuso en el Calderón por 3-0 con los goles de Carrasco, por partida doble, y de Filipe Luis. Un Vicente Calderón lleno que no se quiso perder la fiesta preparada por la entidad rojiblanca en ‘El Día del Niño’. Sigue la buena racha del conjunto colchonero de 9 partidos sin perder (7 victorias y 2 empates). Desde la derrota ante el FC Barcelona por 1-2 en el Camp Nou, el Atlético de Madrid no conoce la derrota. Empató frente al Deportivo de la Coruña en Riazor por 1-1 en la siguiente jornada, la 25. Consiguió vencer ante Valencia, Granada, Sevilla, Málaga y Real Sociedad. En el derbi, en la jornada 31 de liga, empatamos a un gol y llegaron las victorias ante Leicester y Osasuna. Con esta buena racha, el equipo dirigido por ‘El Cholo viajará a la ciudad inglesa para poder continuarla.

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