Se cierra esta fase de grupos de la Champions para el Atlético de Madrid con un sobresaliente, a pesar de esta derrota intrascendente ante el Bayern. Quién nos iba a decir, allá por septiembre, cuando las bolas (calientes, frías o del tiempo) del sorteo quisieron encuadrarnos en un grupo con Bayern, PSV y Rostov, que íbamos a llegar al Allianz Arena como primeros de grupo pasara lo que pasara. No, no era un grupo fácil. Es más, bajo mi punto de vista, este grupo era, no solamente el más difícil de esta edición de la Champions, sino también el más difícil que le ha tocado al Atleti en las últimas ediciones en las que ha participado.

Foto: atleticodemadrid.com
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No obstante la intrascendencia del choque, ninguno de los dos equipos salió a sestear, y a los primeros quince minutos muy buenos del Atleti, en los que pudo haber marcado perfectamente si Carrasco hubiera definido mejor en las dos ocasiones que tuvo, siguieron treinta minutos de presión constante del Bayern, que no se supo contrarrestar correctamente, en parte debido a una mala transición ataque-defensa cuando se conseguía recuperar el balón. Especialmente señalado por ello, aparece Nico Gaitán. Estuvo muy desdibujado todo el partido y no fue capaz de ayudar con balón ni sin balón. No dejar de ser preocupante, teniendo en cuenta el aura de jugador estrella y de buen pie que traía del Benfica. Se le ve en estado semidepresivo y urge que empiece a asimilar ya los conceptos tácticos de este equipo. En el Cholo confiamos, una vez más.

Carrasco tampoco estuvo especialmente acertado hoy. A sus dos ocasiones claras, en las cuales remató al muñeco, hay que añadir la falta tonta y totalmente evitable que hizo en la frontal del área propia y que supuso el único gol del partido.

En la segunda parte, el equipo mostró otra cara. Se fue arriba y, con Correa, Gameiro y un buen Thomas, estuvo buscando las cosquillas a la defensa del Bayern, pero se volvió a adolecer de lo que se adoleció contra el Espanyol: se llega bien a tres cuartos de campo, pero en el último pase o desborde se apaga la luz. Mención especial merece Griezmann. En las últimas semanas no termina de vérsele cómodo. Está muy alejado del área y ahí se pierde peligro. Muchísimo. Esperamos que sea circunstancial. Es el buque insignia de este equipo y se le necesita, como crack mundial que es. Lo mismo se puede decir de Saúl. Se le ve flojo físicamente y sin esa potencia con la que nos deleitó la segunda parte de la temporada pasada.

Foto: atleticodemadrid.com
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En lo positivo, reseñar una vez más a Lucas, que no da pasos sino zancadas en su evolución. Hoy pudo nada menos que con Robben, a pesar de la poca ayuda que tuvo de Gaitán. También la fortaleza defensiva del equipo ante un Bayern que atacó mucho en el primer tiempo.

En definitiva, un partido engañoso, marcado por su intrascendencia de cara a los puntos, del que tampoco se pueden sacar conclusiones importantes, más allá de que nos despedimos hasta febrero de esta competición que seguro nos aguardará grandes cosas a partir de entonces, cuando entre en su fase decisiva. Hasta esa fecha, queda mucho trabajo que hacer: afianzar una trayectoria lo suficientemente buena en Liga que permita afianzarnos entre los cuatro primeros e ir avanzando rondas en Copa. Después a soñar. Porque no lo olviden: siete partidos y la gloria. Tan cerca… tan lejos…

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