CRÓNICA. Conquista por aire de los montes de Éibar

CRÓNICA. El Atlético Femenino venció, por la mínima, ante el Eibar en un duelo donde Van Dongen desequilibró la balanza por alto.

Éibar Atlético Femenino

El Atlético de Madrid Femenino comenzaba el encuentro con una línea de ataque de una altura semejante a la de las montañas de la región eibarresa, con Laia casi en la línea de medios y realizando varias incursiones propias de un mediocentro. En defensa, la misma tónica, con una presión muy elevada en tres cuartos de campo para forzar los errores en salida de las jugadoras locales. La consigna principal en ataque era abrir a la banda, en concreto el costado derecho, con una insistente y profunda Knaak. La primera ocasión del Atlético Femenino llegaba de las botas de Amanda Sampedro, con un chut que se marchaba alto y el mismo destino corría un disparo de Meseguer a pase de Laia. Unos primeros compases de partido que bailaban al ritmo de las rojiblancas, acorralando a las azulgranas dentro de su fortín y, sobre todo, provocando la que sería la mayor arma ofensiva del conjunto madrileño, los saques de esquina.

Y precisamente, a la salida de un córner, Van Dongen no falló con un testarazo perfecto. Deyna Castellanos puso un balón perfecto al punto de penalti donde la holandesa, apareció en solitario, para mandar el balón al fondo de la red. El Atlético Femenino se adelantaba en los montes de Éibar en un duelo nunca antes visto. Un gol que colocaba Van Dongen como tercera máxima goleadora del equipo, después de Ludmila y Deyna, que han llevado el resto de partidos hacia la victoria. El Atlético no cedió y reclamó una pena máxima tras la caída de Ludmila en el interior del área, en una jugada que pasó inadvertida. Pese al dominio del partido y del marcador, el Eibar se mostraba luchador en su fortaleza, que se tornaba inexpugnable, y es que pese a las múltiples llegadas del Atlético Femenino ninguna acarreaba peligro para la portería loca. Las de Dani González se quedaban a las puertas del área, con pases que se quedaban en nada. Pese a ello, con control rojiblanco y resistencia azulgrana, el Atlético Femenino llegaba a la mitad del monte con la conquista medio hecha. Pero la segunda parte no se iba a tornar fácil.

Una conquista sufrida

La segunda parte de la conquista se invirtió totalmente, y es que el equipo armero que hizo honor a su nombre, cogió las armas y defendió su reino. Con el Atlético Femenino tratando de mantener un dominio que se iba tornando poco a poco en intermitente, el Éibar decidió golpear a la contra. El balón quemaba a las locales, que sin miramientos lanzaban a sus atacantes para pillar sorprendidas a la zaga rival, que se mantenía adelantada. Y de tal manera, Arola se marchó como un puñal hacia la meta de Pauline y disparó con un golpeo que impactó en el lateral de la red. Primera ocasión clara de las locales, de la cual se salvaba el cuadro de Dani González. Un Atlético, que había aprendido del partido ante el Granadilla, comenzó a espabilar conocedor de que la ventaja de un gol era corta. Y así, un pase de Knaak llegó al interior del pie de Ludmila, que no pudo aprovechar la ocasión para ampliar la ventaja en el marcador. Otra acción de peligro llegó, ahora por medio de Duggan, que con un precioso golpeo batió a Malena. Sin embargo, la jugada quedaba invalida por fuera de juego de la inglesa.

Toda conquista exige lucha, sacrificio y, ante todo, sufrimiento. Y de eso último es de lo que más ha tirado el Atlético, de algo que exhibe en su lema coraje y corazón. Pues el Éibar apretaba, y tenía claro que no iba a vender su piel, ni su territorio antes de tiempo. En la recta final fue a por el empate, aculando cada vez más cerca de su portería a las rojiblancas, pero sin ocasiones claras de peligro. Sin embargo, en la prolongación el Atlético pudo acabar más tranquilo de lo que se esperaba, llegando a la portería eibarresa, sin fortuna.

El Atlético Femenino sumaba tres puntos y la conquista de los montes de Éibar en un partido disputado y complicado antes de un tourmalet de partidos en la Primera Iberdrola.

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