Fervor en la batalla, victoria en el Coliseo rojiblanco

CRÓNICA. El Atleti no falló cuando los suyos lo respaldan, que es siempre. Y es que el unocerismo se impuso al Liverpool campeón de Europa.

Volvía la Champions, pero regresaba un batallón guerrero que nunca muere. Un grupo de personas que son dichosas, y es que creen sin haber visto. Personas diferentes, que nunca dejarán solos a los suyos. Que estarán en la mejor de las victorias, pero, sobre todo, en la peor de las derrotas. Y es que, juntos van a la muerte. Un batallón que unido se dirige a cualquiera de sus destinos.

Más allá del fútbol, que en noches como estas quedan en un segundo plano. Desde antes de empezar, Arcentales se abarrotó de hinchas enloquecidos que recibieron a los suyos como si de campeones se trataran. Y es que, somos diferentes. Así arrancó un partido con el Atleti volcado y como el de las noches grandes. Y es que tras un gran inicio, ya en lo futbolístico, todo sumó para hacer el primero. A la salida de un córner Saúl, en un rechace, mandó el balón al fondo de la red. Locura, gritos y primer punto de la batalla sobre la arena del Coliseo rojiblanco. Tras ello el Liverpool buscó arrinconar a un Atleti que quería salir a la contra, y ahí pudo volver a hacer moverse el luminoso. Lodi colgó un centro perfecto que Morata no pudo rematar, y es que estando solo llegó Henderson para mandar el esférico a córner.

El Atleti estaba teniendo sus opciones pero a ceder el balón al conjunto red. Aunque llegó el susto a la media hora de juego. Parecía empatar el encuentro el Liverpool tras un error de Oblak pero la jugada quedaba invalidada por fuera de juego. Empezó a asediar el cuadro de Klopp pero el Atlético era el de las grandes noches. El Atlético era un batallón respaldado por 66.000 locos. Por una gente que es Atlético de Madrid. Justo antes del descanso el colegiado perdonó la segunda amarilla a Mané por soltar el brazo, algo que podía haber decidido el partido.

Tras reanudarse el segundo tiempo el Cholo retiró a un lesionado Lemar en lugar de Llorente. Fuerza para el medio del campo en una segunda mitad digna de las mejores batallas. El Liverpool dominaba pero el Atleti estaba vivo, más que vivo pero y acompañado por los suyos. No cedían y pudo volver a llegar el segundo. La volvía a tener Morata, estaba vez más clara que en el primer tiempo. A la contra llegaba el Atleti, Correa arrastraba a la defensa y Lodi le puso un balón perfecto a Morata, que se escurrió cuando no debía. En el punto de penalti, con el balón en los pies se resbaló y no consiguió rematar. Se escapaba el gol. Después la tuvo un Lodi que fue de menos a más, en defensa y con mucha proyección en ataque. Estaba siendo de lo mejor y con un disparo lejano pudo hacer el segundo. Pero el Liverpool no iba a morir sin matar, y Henderson a la salida de un córner puso la ocasión con más peligro de los ingleses.

Con cuarto de hora por delante de batalla, llegó el guerrero estandarte. Diego Costa saltaba al campo y hacía que las fuerzas recobrasen vida. Y es que cuando estas podían flaquear, el Atleti resucitó con una grada que no cedió. Con una afición que no se calló. Con una gente que nunca falla. Y es que dichosos los que creen sin haber visto, y esta gente nunca deja de hacerlo.

El Atleti se llevó la primera de las dos batallas. Recibido como héroes, despedidos como verdaderos hombres. Y es que, un día más, se volvió a demostrar que este equipo está más que vivo por mucho que la gente y los agoreros del fútbol los quieran matar. Y ahora, que echen a Simeone.

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