Contracrónica: “Cuestión de carácter”

No estamos bien. El tercer empate consecutivo en Butarque y el momento en que se ha producido no difiere mucho de los otros dos empates cosechados allí la temporada pasada y la anterior. En aquellos momentos el Atleti adolecía de lo que adolece en estos momentos: principalmente falta de gol y de capacidad creativa, sumado a que antes ir a favor de marcador era una garantía para llevarse el partido, cosa que ahora no ocurre.

La apuesta inicial de Simeone no ha sido sospechosa de nada: Correa, Gelson, Griezmann y Lemar son suficientes argumentos como para haber provocado más vías de agua en el sistema pepinero de las que se consiguieron provocar, que al final fueron casi ninguna. Ni con el 0-0 ni con el 0-1. Ni un desborde ni uno contra uno ni circulación ni salida. Electrocardiograma totalmente plano.

El inicio del segundo tiempo amagó con un cambio de ritmo por la parte colchonera. Fueron 15 minutos que, tras la genialidad de Griezmann en una falta desde la frontal, se convirtieron en un espejismo. Las entradas de Thomas y de Vitolo, lejos de ayudar a controlar el tempo del partido, contribuyeron a todo lo contrario, hasta que el único disparo a puerta del Leganés en una jugada a balón parado acabó dentro de la portería de Oblak después de que el propio Vitolo se olvidara de seguir a su par al segundo palo.

Apenas hubo capacidad de reacción. Únicamente un disparo de Griezmann dentro del área tras la única jugada bien trenzada en 88 minutos pudo alterar el destino del Atleti en Butarque, que no es otro que jugar mal y empatar. Coincidiendo con la ausencia de Koke, casualmente o no, Rodri y Saúl no encontraron su sitio. Fueron incapaces de hacer circular el balón y el espacio entre la medular y la delantera fue como el desierto del Gobi: frío, enorme e inhóspito. Y el martes toca el Dortmund y recuperar el carácter perdido.

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