25 abril, 2024

Contracrónica: «La vida no sigue igual»

CONTRACRÓNICA. El Atlético venció, por fin, una final europea ante el Real Madrid. Una final en donde la Bestia dio dos zarpazos precisos, y donde Saúl y Koke recordaron a dos que se fueron pero están… Gabi y Fernando.

Cuando Sergio Ramos transformó el penalti que ponía el 2-1 en el marcador parecía que la vida iba a seguir igual. Atrás quedaba un inicio muy prometedor del Atleti, que acorraló en muchas fases de la primera parte al Madrid en su propio campo. También quedaba atrás el gol más madrugador en la historia de las finales europeas, en el que Diego Costa se comió él solito a Ramos y a Varane para fusilar a Keylor a quemarropa. O que Rodri diera una lección de jerarquía en el medio campo, convirtiéndose en la referencia del equipo como si llevara 300 partidos vestido de rojiblanco. Parecía que la historia reciente de las finales de Champions contra el vecino fanfarrón iba a repetirse una vez más. Muchos ya preparaban los titulares y los análisis de tertulia de siempre: Simeone volvía a perder una final contra el Real Madrid aún teniendo a su disposición a la mejor plantilla de la historia. Simeone es un cagón y con el 0-1 se echó atrás como hace siempre.

Foto: Atlético de Madrid

Pero entonces apareció Lemar. Ya sin Griezmann en el campocomenzó a asociarse con Correa y Koke y arrancó su recital particular. El Atleti volvió a volcar el campo hacia la portería del Madrid y esperó su oportunidad, que ahora sí se veía que iba a llegar… y llegó. Bastó un exceso de confianza de Marcelo en la banda para que Juanfran le robara la cartera y arrancara como alma que lleva el diablo al corazón del área madridista. Allí cedió a Correa, que hizo magia en menos de un metro cuadrado para que otra vez Diego Costa, ese al que según algún periodista ni sus propios compañeros quieren en la Selección española, hiciera el segundo y enseñara su dorsal y su nombre a quienes tanto le odian. Empezaba otro partido abocado a una nueva prórroga contra el mismo rival. Simeone decidiía entonces retirar a Lemar y tengo que reconocer que ahí me temí lo peor, y más cuando su sustituto, Thomas, se colocó justo por detrás de Costa. En el aire, otra vez los titulares: «Simeone, cagón, renunció a ir a por el partido y decidió defender la posibilidad de llegar a los penaltis». Y Simeone volvió a quitar la razón a todo el mundo. Thomas le robaba la pelota a Varane en la frontal y entre él y Costa combinaron para que Saúl destrozara la portería de Navas con un voleón lleno de rabia. Poco después, otra vez Costa, se merendó a Carvajal en una arrancada marca de la casa para ceder a un enchufadísimo Vitolo que, de primeras, asistiría a Koke para terminar de vacunar al Madrid. 2-4 y puñetazo encima de la mesa. Este Atleti ya no disimula y lo primero que ha hecho es voltear la tendencia cuando parecía que estaba muerto. Aspirando a todo, pero con la vista fija en Valencia. Y con la certeza de que no, la vida ya no sigue igual.

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