Opinión. Cada persona en su vida toma decisiones que son importantes para su propio futuro. Estas suelen afectar de forma más o menos intensa, o más o menos directa, a nuestro entorno. Los valores que nos han sido inculcados o que hemos asimilado son los que fundamentan nuestras elecciones. La forma en la que las tomamos y las comunicamos los muestran. Uno puede elegir ser directo, ser honesto desde el inicio, enigmático, o transformarlo todo en un circo. Esta última es la opción preferida por Griezmann y su entorno desde hace un año.

«Seis de diez», «Todo es posible» (tras ser preguntado por el Madrid), «antes del Mundial», han sido las frases escogidas por Griezmann para comunicar en público su futuro acerca del equipo que le paga. Se imaginan decirle a su jefe que tiene ofertas por otras empresas y que le comunicará su decisión antes de irse de vacaciones, se imaginan que le vacilase por redes sociales con distintos guiños, se imaginan comunicarle la decisión a su jefe por una storie de Instagram. Le echarían seguramente antes de que pudiera contar hasta tres por reírse de su empresa. Por desgracia ni usted ni yo tenemos el poder para llevar a cabo toda esa pantomima y no ser despedidos de forma fulminante. Lo tomarían como una falta de respeto, de seriedad y seríamos considerados poco profesionales. Al francés parece que no se le aplica el cuento.

Tanto Antoine, como su hermano, su mujer y su ex-representante, llevan manteniendo el suspense durante meses. Filtrándose informaciones distintas según si el día es par o impar, o los ciclos lunares, vaya usted a saber. Se ha estado dibujando un escenario en el que parece que el Atlético de Madrid tenga que fichar a un jugador que es suyo y el Barça pelear por retener a un jugador que es importante para su plantilla. Se ha estado jugando continuamente con la expectación de cuándo se anunciará la decisión. Medios de comunicación, profesionales y amateurs, han estado jugando a acertar, sin ofrecer información veraz. Y finalmente, cuando esta noche (o cuando sea) se anuncie la decisión unos u otros, dependiendo de si apostaron por su continuidad o marcha, querrán apuntarse el tanto al modo de «lo dijimos antes que nadie», «como ya informamos», «en este medio adelantamos», o la versión que quieran remasterizar para la ocasión.

Lo cierto es que nadie ha estado realmente informado, nadie ha tenido la credibilidad o profesionalidad suficiente para informar, nadie ha tenido nunca las cosas claras. Nadie excepto una persona, Antoine Griezmann. No porque tuviese claro donde quería jugar sino porque tenía claro que quería montar un circo con todo esto. La única persona que podía tomar la decisión ha optado por la tercera vía, ser el centro de atención sin importar el coste. Se ha reído de dos instituciones centenarias, porque le han dejado entre otras cosas, y ahora se anuncia que ha estado grabando dos meses antes de este momento una especie de documental/reality para anunciar si se queda o se va. Parece una broma de mal gusto. No se trata de hacer del fútbol algo aburrido, pero no tengo claro si realmente esto es fútbol. Dudo mucho que lo sea.

A partir de que sepamos su decisión tengo clara una cosa. Su imagen ya ha quedado dañada. Se ha expuesto como una persona inmadura, poco profesional (un futbolista no se debe a su club solamente dentro del campo, también fuera), una mente volátil y bastante egocéntrica. Sólo así se explicaría la falta transparencia y claridad durante estos meses. Si se queda en el Atleti lo hará como el tercer jugador mejor pagado del mundo, se le exigirá sobre el verde que rinda como tal y no como los primeros seis meses de esta temporada pasada, y se le exigirá que fuera muestre respeto por la afición del club que le paga como tal. No se trata de besar el escudo, cantar el himno, vestir a su hija de rojiblanca, o que su hermano cuelgue un vídeo con el escudo y el Frente de fondo, se trata de mostrar en público con cada declaración que tiene la cabeza puesta únicamente en el club que le paga, y que mientras tenga contrato con el Atleti lo demás sobra.

Este espectáculo lo ha montado él solito. Puede ayudar a mantener el entretenimiento en redes, pero no ayuda a que cualquiera que sea su afición en el futuro le vea como un profesional. Mi decisión, sin importarme cuál sea la suya, es que para mi tendrá el mismo respeto que ha mostrado hasta ahora por el club y la afición, ninguno.

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