19 abril, 2024

Desde los años 90, hasta hace muy poco, el balón parado era una ocasión clara de gol para el Atlético de Madrid. Hoy en día,  todavía creemos que en cada saque de esquina o cada falta peligrosa que se ejecuta va a acabar entrando, pero la cruda realidad, es que actualmente el acierto de cara a gol es mínimo. Aquí repasaremos como ha sido la relación entre el balón parado y el club rojiblanco a lo largo de estos últimos 20 años.

FOTO: AtléticodeMadrid
FOTO: AtléticodeMadrid

En el año 1995, un jugador de la antigua Yugoslavia  procedente del Panionios griego llamado Milinko Pantic, llegaba al conjunto colchonero. Este jugador se iba a ganar el respeto y la admiración de la afición colchonera ya que en cada córner o cada falta cercana al área era un peligro para el portero y la defensa rival. Difícilmente se podía mejorar cualquier lanzamiento, si el tiro no iba a gol, se marcharía a muy pocos centímetros de las mallas. Fue tal la fama que alcanzó esta leyenda que en cada partido de nuestro Atleti, Margarita, una aficionada colchonera, coloca un ramo de flores en una de las esquinas del terreno de juego en honor al propio Pantic. Lo último que hay que destacar acerca de esta época gloriosa es que  uno de los únicos saques de esquina que no ejecutó estando en el verde,fue en la final de la Copa del Rey de la campaña 95/96. Este lo remató de cabeza  pero con el corazón y acabó anotando así el gol que nos haría culminar el mítico «Doblete».

En las siguientes temporadas el equipo cayó en un profundo declive y los balones parados ya no eran lo que antes. Había muy pocos buenos rematadores como Pablo Ibáñez o Fernando Torres, ni tampoco un Milinko Pantic que botara las faltas bien, hasta que llegó la era Cholo. Diego Pablo Simeone implantó un sistema de juego, el cual el único objetivo era ganar. De esta manera, el Atlético de Madrid empezó a lograr títulos a base de una buena defensa y de goles que muchas veces eran a balón parado, pero no de falta directa sino de centro y remate, ya sea con la cabeza o con el pie. Teníamos y tenemos a un gran lanzador de faltas como es Koke, y un gran potencial por arriba con Godín, Miranda, Giménez, Raúl García o Falcao. Es más, dos cabezazos nos dieron los dos títulos más importantes de la era Simeone. Godín nos dio la Liga en el Camp Nou y Miranda nos dio la Copa del Rey en el Santiago Bernabéu frente al eterno rival.

Pero esta gran racha de goles, por desgracia, ha tenido un final. Todo iba a cambiar en la temporada 2015/16,  en la cual parecía que el Cholo se había dejado influenciar por sus críticos  y  había decidido cambiar el sistema de juego, a uno totalmente distinto, basado en el aumento de la posesión del balón. A partir de ahí empezó el problema del balón parado, que aún así, a día de hoy, no se sabe cual es el motivo de esa pérdida de acierto. Tenemos al mismo lanzador y a rematadores de muy alto nivel como son Godín, Giménez, Torres, Saúl, Savic y Lucas Hernández. Lo más probable es que nos hayan tomado la medida, y los rivales saben muy bien a qué jugador hay que defender más de cerca y a cuál menos.

Es una mala racha que no tardará en acabar, porque como diría Sabina en el himno del centenario: «la afición a tu lado porque es adicta al veneno del balón, del balón envenenado«.

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