Contracrónica: «Combato y me levanto»

Cuando uno ve lo ocurrido hoy en el Vicente Calderón no puede menos que sentirse terriblemente orgulloso de ser del Atlético de Madrid. Por muchas razones. En primer lugar por el tremendo amor propio de los jugadores que actualmente están vistiendo su camiseta. Esta temporada está siendo inmensamente difícil, como el propio Cholo sabía antes de empezar. Después de la final perdida en Milán después de un esfuerzo físico y mental titánico lo más lógico es que vinieran las dificultades, como sí ha sido. Y las ha habido de todo tipo: mil y una lesiones, dudas sobre el estilo de juego… pero todas han tenido un denominador común: las ganas de sobreponerse a ellas, lo que se ha traducido en que se esté a un punto de asegurar matemáticamente la tercera plaza, cuando hace dos meses muchos hubiésemos firmado conseguir la cuarta después de que el Sevilla llegase a distanciarnos en nueve puntos, y en que nos encontremos disputando unas semifinales de Champions League (las terceras en cuatro años). Precisamente el partido de ida de estas semifinales ha supuesto otra dificultad más. La enésima prueba de valor para esta plantilla y este cuerpo técnico, y la están afrontando de la única manera posible, como muy bien se nos mostró ayer desde el fondo sur: combatiendo y levantándose. Eso es lo que está haciendo este grupo una y otra vez.

atleticodemadrid.com
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El partido tuvo un ritmo lento. El desgaste del martes pasado sumados al orden y buena disposición táctica del Eibar hicieron que el Atleti no encontrara vías claras de entrada hacia el área rival. Aún así, el primer tiempo nos dejó dos ocasiones clarísimas con Carrasco y Saúl como protagonistas. Sigue costando un mundo hacer un gol. A destacar el partido que hizo Thomas en el lateral derecho. Fuerte y seguro en defensa y sin miedo a subir cuando era necesario. Muchos nos preguntamos si no hubiese sido mejor ponerle a él el martes… quizá era demasiado pronto.

La segunda parte supuso una vuelta de tuerca más. Entró Torres por un Gaitán absolutamente abúlico y el equipo ganó en movilida arriba. Encomiable Fernando. Se ofreció siempre, lo intentó todo, se pegó con los centrales y todo lo que hizo lo hizo bien. Otra ocasión de Filipe, un tiro muy centrado de Griezmann y llegó el gol en una arrancada portentosa y sorprendente de Godín por banda izquierda, que puso el balón raso y tenso en la frontal del área. Torres dejó pasar con maestría para que Saúl llegara desde atrás y con un tiro raso y seco junto al palo derecho consiguiera el gol de la victoria.

Como no podía ser de otra forma, Fernández Borbalán se quiso despedir del Calderón de la mejor manera que supo. En el minuto 88 expulsó a Godín y en el desconcierto final el Eibar estuvo a punto de empatar en un par de barullos en el área. Resulta sorprendente lo difícil que cuesta expulsar en ciertos campos y a ciertos jugadores por las mismas acciones que en otros campos y a otros jugadores cuesta tantísimo.

Al final se sacó el partido adelante y llegó lo mejor de la tarde. 50.000 almas no se movieron de su sitio para darle su energía al equipo de cara al miércoles. A todos se nos puso un nudo en la garganta cuando a los pocos minutos toda la plantilla salió a agradecer el detalle a la afición dando la vuelta a todo el campo. Fue absolutamente emocionante. Donde otros se hubieran encontrado pitos después de perder 3-0 contra tu máximo rival, aquí hubo agradecimiento inmenso. Eso es lo que nos hace distintos y lo que nunca podrán entender. Y pase lo que pase el miércoles volverá a ser así. Seguiremos combatiendo y levantándonos, intentando hacer posible lo imposible. Una vez más.

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