19 abril, 2024

A uno ya no le alcanzan las palabras para describir la excelencia en la que se ha instalado este equipo desde hace poco más de cinco años y cómo puede hacer que lo que significa una proeza, teniendo en cuenta los medios de que dispone, lo convierta en un día más en la oficina. Nuevamente el Atleti alcanza unas semifinales de Champions, y van tres en los últimos cuatro años. Cualquiera podría confundirse con esta cotidianidad, pero cuando uno ve equipos como el PSG, City, United o Arsenal que, con muchos más medios y mucha más inversión, se quedan fuera año tras año o ni siquiera entran en Champions, alcanzando una semifinal cada vez que pasa el cometa Halley, y cuando uno se da cuenta de que el Atleti estuvo nada menos que cuarenta años (dos generaciones) sin jugar unas semifinales pues no se entiende que junto al Wanda Metropolitano no hayan proyectado una estatua ecuestre ni un arco del triunfo con la efigie de Diego Pablo Simeone y la inscripción «Vicit» (victorioso).

atleticodemadrid.com
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Bromas aparte, y como diría Luis, al Cholo le han dado hostias de todos los colores (con perdón). Y desgraciadamente se las seguirán dando aquellos que no consumen, pero en realidad sí lo hacen, dejándose llevar por la inquina de los que en su día reclamaban un rival digno para un derbi decente y sus voceros. Piénsenlo bien antes de leer sus periódicos o sintonizar sus canales.

Salió el Atleti al césped con las cosas claras, muy claras desde la caseta del vestuario. Cuatro mediocentros y Giménez siendo uno de ellos. Por un lado, respeto por un rival encendido y martilleante con las tradicionales armas del fútbol británico y, por otro lado: tonterías las justas, acumulando gente en el medio y potenciando el juego aéreo que se nos venía. Durante la primera parte el Atleti mantuvo el control del juego en todo momento. Saúl y Gabi se multiplicaban, Filipe percutía por su banda, Giménez barría todo lo que pasaba por allí y Griezmann lo hacía todo bien, como es habitual, descargando juego, ofreciéndose y presionando. Únicamente le lastró la última decisión de cara a portería. Ahí siempre eligió la opción incorrecta. No se puede ser perfecto. En estas que a un balón puesto de manera deliciosa por Filipe al segundo palo Saúl le dio la fuerza que le faltaba en un cabezazo excepcional que se colocó junto al poste de Kasper Schmeichel, al que seguro que su padre, Peter, le contó que este equipo ya le hizo sucumbir hace unos años, con Futre, Schuster y Manolo a la cabeza en una Recopa.

El Leicester salió del descanso poniendo todo lo que tenía y empujando con todas las reservas que le quedaban. La lesión de Juanfran y su cambio por Lucas crearon dudas y desconcierto atrás. Savic acabó en el lateral derecho, Lucas empezó de Central y acabó de lateral, Giménez acabó también de central, Filipe acabó de interior antes de terminar sustituido con problemas físicos y Koke en la derecha más pendiente de ayudar a Savic que de cualquier otra cosa. Todo ese galimatías lo aprovechó lo aprovecharon los Foxes para empatar el partido en una jugada embarullada y encerrar al Atleti en su campo, que no supo aprovechar dos contras claras para sentenciar. La entrara de Torres primero y Correa después sirvieron para dar un poco de oxígeno al equipo arriba y estirarlo hasta campo rival para evitar más sufrimiento y certificar el pase a semifinales. Otra vez. Parece mentira, pero lo han vuelto a hacer. Tres partidos por delante por delante para soñar. Vértigo. Sí, otra vez. Los pies en la tierra, la mirada en el cielo.

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