Contracrónica: «Empieza el maratón»

Sin ser un partido especialmente brillante el que ha jugado el Atlético de Madrid en la Rosaleda, una vez el árbitro pitó el final del choque se te queda una enorme sonrisa en la boca, porque ves que esta película ya la has visto unas cuantas veces y sabes que te gusta de verdad.

Foto: atleticodemadrid.com
Foto: atleticodemadrid.com

Hemos visto a un Atleti plenamente reconocible. Manejando las distintas fases del encuentro con la precisión quirúrgica a la que nos ha acostumbrado en los últimos cinco años y pico. Maniatando a su rival y desesperándole hasta dejarle sin fuerzas. Únicamente inquietó el Málaga en el momento en que, durante unos minutos en la primera parte, encontró la manera de instalarse en la espalda de Saúl y Gabi a través de Fornals. Aún así, esas llegadas tampoco supusieron ocasiones claras ni un especial agobio para Oblak.

Una vez corregido ese pequeño desajuste juntando bien al equipo, los del Cholo empezaron a salir y asomarse a los dominios de Kameni, aunque sin especial peligro. Un disparo potente de Koke atrapado por el camerunés tras una jugada eléctrica al primer toque en la línea de tres cuartos precedió al gol del propio Koke tras una excelsa maniobra de Fernando Torres llevándose el balón entre los dos centrales, que acabaron derribándole. En eso que apareció el vallecano jugando al escondite y cuando quiso gritar «¡por mí y por todos mis compañeros!» el balón ya estaba dentro de la portería. Gol de Koke, sí. Al equipo en el que estuvo a punto de acabar hace cinco años y pico, de no ser por quien sabemos todos.

A partir de ahí, el Atleti se dedicó a dormir al Málaga. Especialmente tras el descanso. Tocaban y tocaban los de Míchel, desesperado ya con el mundo entero, pero no encontraba la forma de acercarse a zonas de peligro. Sorprendió Simeone con la entrada de Lucas en lugar de Godín y una vez más el canterano secó absolutamente todo lo que se acercaba por su zona con una facilidad apabullante.

Y así fue transcurriendo también la segunda parte. Con el Málaga totalmente maniatado, aunque sin sufrir tampoco ninguna aproximación del Atlético. Hasta que otra maravillosa maniobra de Fernando Torres habilitó a un Filipe omnipresente una vez más que le está cogiendo el gusto a esto de ver portería. Toque sutil por encima de la salida de Kameni y a dormir. Bueno, a dormir más porque el partido ya estaba dormido desde hacía muchos minutos. Se solventaba con muchísima autoridad un encuentro al que se llegaba con infinidad de bajas importantes y una plantilla en cuadro, con dos chicos del filial y… Cerci para completar el banquillo. Tanto es así que terminamos la noche con los cuatro centrales en el campo. En el campo en el que comenzó todo hace cinco años y pico, los de Simeone han arrancado su particular maratón del mes de abril ganando sin despeinarse, con todas sus señas de identidad. Siendo una roca. Y qué sonrisa más bonita se te queda cuando gana así.

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