Está claro que no tomaremos conciencia de lo que este equipo está consiguiendo desde que el destino tuvo la suerte de poner a Simeone en nuestras vidas hasta que no lo observemos con la distancia que dan los años. Una vez más, el equipo alcanza las semifinales de una competición. Otra más. Otra vez se encuentra a un paso de alcanzar una final. Otra más.

Foto: www.atleticodemadrid.com
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¿Que el equipo no termina de estar bien? Lo sabemos. ¿Que sudamos tinta para hacer goles desde que se fue Diego Costa? Pues sí. ¿Que los voceros de la verdad única llevan cinco años queriendo enterrarnos? Cómo no. Y sin embargo, a pesar de todo ello. A pesar de las dos heridas tan profundas en el alma de este equipo, que a cualquier otro le hubieran hundido, ahí están otra vez. Jugando otra semifinal de otra competición. La cuarta en cinco años. Solamente en una de ellas no se alcanzó la final.

El partido no tuvo demasiada historia. El Eibar salió fuerte los primeros veinte minutos, pero fue contrarrestado en intensidad por los rojiblancos durante la segunda mitad de la primera parte. Y así llegamos al descanso sin ocasiones por ninguno de los dos bandos.

Tras el intermedio, el partido se acercó más a las áreas y al poco de la reanudación Giménez adelantó a los nuestros a la salida de un córner lanzado por Gaitán. Desde ese momento, control absoluto del Atleti y una ocasión muy clara de Correa que desbarató Yoel. Un Correa que en este momento está muy por delante de Gameiro y de Torres. Del segundo por causa del paso inexorable del tiempo. Del primero porque creo que el desafío le viene grande. Es encomiable el intento del Cholo por mantenerles conectados y vivos, pero me parece que hace ya un tiempo que no cree en ellos. Ojalá me equivoque.

Y finalmente, cuando el partido parecía controlado, la aparición de Sergi Enrich y Pedro León, junto con cierta relajación de los visitantes, que recordó a la acontecida en la anterior eliminatoria ante Las Palmas, agitaron el partido hasta que Juanfran dejó el marcador en empate. Empate que sirve para certificar que, estando bien y estando menos bien, este equipo es una máquina de competir, a la espera de conocer el rival de semifinales, en las cuales estará el Celta y no los vecinos… Pero eso será otra historia. No lo olviden: partido a partido.

 

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