19 abril, 2024

La resilencia hecha equipo: «un vistazo a la temporada del Atleti»

Si quisiéramos entender cuál ha sido, y es, la filosofía del Atleti durante esta temporada y resumirla en una sola frase quizás nos vendría como anillo al dedo ésta de Frank Underwood (interpretado por Kevin Spacey en «House of Cards»): «Hay dos tipos de dolor: el que te hace fuerte y el inútil, el que sólo te hace sufrir. Yo no tengo paciencia para las cosas inútiles». Cambien dolor por sufrimiento y encaja perfectamente en la filosofía cholista. Porque el equipo ha tenido que sufrir mucho para evolucionar, adaptarse y hacerse fuerte desde que allá por el mes de julio empezara su pretemporada.
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Hasta diez caras nuevas se incorporaron a un equipo que vendió mucho. El reto de Simeone, otra vez más, era encajar las nuevas piezas para hacerlas funcionar mejor que las anteriores. Difícil tarea si se analizan las piezas que se fueron y los recambios uno por uno. Sus características no tenían nada que ver. En el camino muchas luces y algunas sombras. En cuanto a luces la más significativa llegó por el lateral izquierdo, donde Filipe Luis tras un año de «casi» parón tuvo que esforzarse en parecer aquél jugador que nos conquistó antes de su marcha. Volver a ser el que fue no era una tarea fácil, el resultado final nos muestra que solo a base de tiempo y esfuerzo pudo conseguir su objetivo final. En las sombras y para nuestro pesar, no vimos la misma predisposición y esfuerzo en el fichaje más caro de la temporada: Jackson Martínez.

El jugador colombiano llegó con la vitola de goleador superlativo. El tres veces máximo anotador de la Liga portuguesa llegaba para dar un salto de calidad al equipo, pero el único salto que dio fue al vacío y al olvido. Porque 5 meses después de llegar al equipo solo aportó 3 goles y una asistencia, con un compromiso cuestionado por muchos. Se rumorea que en Balaídos, en el partido de Liga que el Atleti ganó, hubo reprimenda por los capitanes del equipo al cafetero por su falta de actitud e intensidad en los encuentros. Su final al menos no dejó un gran vacío económico, ya que el equipo recuperó la inversión aunque ya había perdido el tiempo. El desacierto en el fichaje del goleador condenó al equipo a sufrir más de la cuenta en partidos que pudo y debió haber resuelto con más margen. En la retina de quien esto escribe están, todavía, grabadas en fuego las 3 ocasiones que el internacional colombiano falló en el Calderón ante el Benfica en Champions y que pudieron cerrar un partido que el Atleti no debió perder. La frustración como concepto ser personificó aquel día en Jackson. Con su marcha a la liga china pusimos fin a un dolor innecesario.

El Atleti, con Simeone como máximo valedor suyo, se hizo en verano con los servicios de Luciano Vietto. Sin lugar a dudas, la segunda gran decepción de la temporada. Su electricidad, regate y visión de juego que sí mostró en el Villarreal conquistó a gran parte de los aficionados. El caso de Vietto es distinto al de Jackson. Luciano puso actitud, se esforzó como el que más pero su falta de acierto y de carácter (quizás por su juventud) le llevaron a un estado de ansía y nerviosismo que le hicieron el jugador más indolente de cara a portería que se recuerda en el Manzanares. Llámenlo falta de picardía, de malicia, el hecho de querer asegurar que su disparo fuera entre los tres palos llevó a que cada vez que pisaba área se le apagara la luz. Recuperado Torres para la causa desde marzo ha sido un asiduo del banquillo.
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Y por último en cuanto a los desengaños: Óliver Torres. El canterano volvió de su cesión en el Oporto como un jugador más hecho, física y tácticamente. Analizar su escaso rendimiento desde el esquema de Simeone puede parecer injusto por sus condiciones. Quizás, como dice Paco Caro, necesite un escenario muy concreto para sacar a relucir sus virtudes. Pero lo cierto es que jugadores que en principio no estaban hechos para una posición determinada si se adaptaron, como hicieron en su momento Juanfran, Arda o el mismísimo Koke a quienes tenía de ejemplos a seguir (en el caso de Arda me refiero a lo deportivo, claro). Comenzó como titular en lo que parecía que iba a ser un clarísimo 4-3-3, pero el equipo se descompensaba defensivamente y sufría más de la cuenta. Tras perder su puesto en el once, entrando desde del banco, ha lucido en momentos determinados si bien no determinantes. Su calidad es incuestionable pero no ha terminado de convencer en ningún momento a Simeone, su marcha en verano parece algo más que una posibilidad.

La gran estrella del Atlético de Madrid este año fue el Atlético de Madrid. Sí, el equipo en su conjunto brilló como equipo. Sus números defensivos a lo largo de la temporada hablan de un bloque hecho de cemento armado y cubierto del mismo granito que protegía el Abismo de Helm. La portería era el Arca Perdida y nada ni nadie debía llegar hasta ella. Desde Griezmann en la primera línea de presión hasta Oblak, merecido Zamora de esta Liga. Santiago Cañizares define al esloveno como el portero más completo de los últimos años. Con la habilidad de blocar la mayor parte de los balones, sin conceder apenas segundas oportunidades, ha desanimado a muchos delanteros haciendo fáciles y sin adornos paradas que, a priori, podrían parecer difíciles. Pero si encomiable ha sido el trabajo de Oblak, el de la defensa no ha sido menos. Con Godín como Lord Comandante del muro rojiblanco las ocasiones claras que ha recibo este Atleti han sido escasas. No se concedía ni un milímetro, pero lo que es más importante les arrebataban cualquier esperanza. La defensa en su conjunto ha sido el gran ataque del Atleti.
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El centro del campo tardó en carburar, la lesión de Koke a principio de la temporada dejaba huérfano al equipo de imaginación, con su vuelta el equipo ganó en juego y dominio de los partidos. Entre tanto emergió desde la banda, a pie cambiado, uno de los fichajes, Yannick Carrasco. Llegó un como un desconocido para gran parte de la afición. Del joven belga no se esperaba mucho más que revolucionara partidos, nunca como titular. Él siempre lo tuvo claro, vino para deslumbrarnos con su poderosa zancada, su desborde, sus regates de dibujos animados. Su aparición estelar frente al Valencia supuso un antes y un después en su importancia en el equipo. Yannick es, ahora mismo, uno de los puñales del equipo.

Justo cuando todo parecía carburar la fatalidad volvió al Atleti. Como si no pudiéramos ser felices constantemente, como si superar obstáculos fuera nuestro sino permanente. Tiago, el gran cerebro del equipo, se lesionaba de gravedad. «La plantilla está justa de efectivos», «Saúl debe hacer de Tiago», «sólo serán 3 meses», «Kranevitter llega en breve, le relevará», «adiós a la temporada», «lucharemos por la Europa League». Escojan entre todas estas frases cuál de ellas escucharon más, y con ninguna de ellas se acertó. Saúl no hizo de Tiago, hizo de algo más, de una estrella fulgurante, que con el paso de los minutos y de la responsabilidad fue agigantando su figura hasta convertirse en uno de pulmones del equipo. Han sido casi 6 meses desde que se lesionó hasta que reapareció. Desde luego Kranevitter no vino para relevar a nadie, aunque por lo menos ha dado la talla cuando se le ha requerido. El Atleti siguió adelante, y no solo no ha peleado por la Europa League sino que ha presentado batalla por la Liga hasta la penúltima temporada y en pocos días jugará su 3 final de la Champions. Como pitonisos no tenemos precio.
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En la punta de la lanza, maltrecha por el rendimiento de Jackson y Vietto, el Principito, el Gallo, el Mosquetero, en definitiva Griezmann ha sido el máximo responsable de la tarea anotadora durante buena parte de la temporada. La posición de delantero en el Atlético de Madrid es una de la más exigente en el mundo fútbol. Porque tienen 2 o 3 oportunidades en un partido y deben meter al menos una, que ya tendrán la portería protegida. Además, es el primer defensor. Exige un desgaste físico y mental extra. Los kilómetros que corres defendiendo, presionando, son los que pesan en las piernas cuando debes encarar la portería rival. El francés con 32 tantos ha sido un faro constante al que le faltaba una pareja ideal. La buscábamos fuera, la teníamos en casa desde enero del 2015. Fernando Torres empezó bien, con ganas, fresco, pero entre la competencia con Jackson, algunas molestias físicas, y el dichoso gol cien nos resistíamos a ver que nuestro Niño solo marca cuando quiere, justo cuando más le necesitábamos. Y entonces llegó el gol 100, para brindarnos una de las tardes más bonitas en el Calderón que uno recuerda. Y llegaron más goles. Un rendimiento inesperado que le sitúan como séptimo máximo goleador de la historia del Atlético. Jugador de partidos grandes, el más importante de su vida como futbolista está a punto de llegar. El chico que cumplió todos los sueños con los que crecemos los demás puede terminar consumando la fantasía más íntima de cualquier Atlético: verle levantar la Orejona.
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Evaluar la temporada del Atleti con una nota, un número, es injusto. Competir como lo ha hecho superando la dificultad de no acertar con el fichaje del nueve, sin suerte con las lesiones, y con un calendario complicado al inicio de cada vuelta va más allá de lo exigible. Se ha conseguido superar las expectativas de un equipo totalmente renovado pero que ha mantenido su esencia hasta conseguir una evolución inesperada, sobre todo en la faceta defensiva. El mayor logro ha sido construir con su resilencia el ADN del equipo. Superarse a sí mismo y sufrir, sentir dolor, hasta hacerse más fuertes. La nota puede pasar de 10 a 12 si consiguen que a la tercera vaya la vencida.

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